El nombre del dolor procede de que los caballos son animales que pueden desplazarse grandes distancias sin tener la necesidad de pararse, y solamente un dolor así, “los podría detener”. Por eso cuando vemos a un caballo detenerse súbitamente, se le atribuye al “dolor de caballo”.
Al no tratarse de un problema serio, los especialistas no recomiendan tomar medidas serias o tratamientos medicamentosos. El mal se presenta usualmente en nuestro ámbito deportivo, sin embargo no lo excluye de afectar a personas sedentarias.
La característica principal, se presenta cuando uno menos lo espera, inicia de manera gradual y aumenta hasta imposibilitar prácticamente el movimiento.
El dolor se localiza en el cuadrante abdominal derecho supero externo, abajito de las costillas de tu mano derecha, y se caracteriza por ser un dolor punzante, y en la medida que se intensifica, tiende a extenderse hacía el centro del abdomen de manera lineal, con lo que produce el espasmo ya indicado, y por consiguiente una parálisis estructural en esa zona.
Este dolor es de naturaleza inflamatoria y paralizante, entre las estructuras de la parte superior del espacio torácico, parte baja del abdomen o cavidad abdominal, el diafragma y como todos los músculos requieren de un nervio para poder funcionar, el que nos atañe, el nervio FRÉNICO.
Cuando un atleta realiza un esfuerzo intenso, sobre todo de resistencia, se produce un desplazamiento del diafragma, y si existe algún estímulo que afecte este funcionamiento, se produce la “Irritación del nervio”, que a su vez deja de mandar la “señal” de actividad sobre el diafragma, esto ocasiona que al exigirle que se mueva durante los grandes esfuerzos respiratorios, el maldito nervio se contraiga y produzca el dolor.
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